Lima vive una situación caótica debido a las obras inconclusas que afectan tanto a conductores como a vecinos. En diversas partes de la ciudad, como en la avenida Petit Thouars, los semáforos malogrados y la falta de veredas complican el tránsito. A pesar de los esfuerzos por remodelar la zona, las obras avanzan lentamente, lo que genera frustración entre los habitantes.
Lima, reconocida por tener uno de los peores índices de tráfico en el mundo, sigue sumando complicaciones a su ya caótico panorama urbano. Las obras mal gestionadas y la falta de compromiso a los plazos de entrega continúan perjudicando a la ciudad. El caos y el polvo que invaden la ciudad no solo afectan el tránsito y negocios, sino que también deterioran la calidad de vida de los limeños.
NEGOCIOS EN QUIEBRA
El plan de remodelación liderado por el alcalde Rafael López Aliaga para mejorar Petit Thouars se ha visto empañado por la falta de planificación y el retraso en la ejecución de los trabajos. Los vecinos y comerciantes de la zona, como algunos restaurantes exclusivos de San Isidro, han visto cómo la clientela disminuye debido a los cierres de calles y las complicaciones derivadas de la obra. Los locales han tenido que cambiar su oferta de platos debido al polvo y el caos.
En la zona de La Victoria, las obras de remodelación de la Avenida México, que deberían haberse concluido en 90 días, también presentan avances lentos y sin planificación adecuada. Los conductores se quejan de la falta de coordinación, lo que ha generado más tráfico y daños en los vehículos debido a los huecos y raspado de las vías. Las maquinarias detenidas y los adoquines abandonados reflejan el completo abandono de los proyectos.