Este lunes, los restos del Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa fueron cremados en una ceremonia íntima, tal como él lo había solicitado en vida. La despedida tuvo lugar en el Centro Funerario del Ejército, en Santiago de Surco, hasta donde fueron trasladados desde su residencia en el distrito de Barranco. Solo sus familiares y amigos más cercanos estuvieron presentes en el acto.
Minutos antes de las 4:10 p. m., el cortejo fúnebre partió desde la vivienda del escritor, ubicada en una zona bohemia de Lima. Luego de la cremación, sus hijos Álvaro, Gonzalo y Morgana recibieron las urnas que contenían las cenizas. En tanto, Patricia Llosa, su esposa, aguardaba en el exterior de las instalaciones para reunirse con ellos y posteriormente abandonar el lugar.
FAMILIA PIDE PRIVACIDAD
Más temprano, Álvaro Vargas Llosa ofreció una breve declaración a los medios que se encontraban en la zona. Según refirió, la familia cumplirá estrictamente el deseo de su padre de no realizar homenajes públicos ni actos póstumos. Por esa razón, pidió a la prensa y a los ciudadanos que respetaran la privacidad y el dolor de la familia.
“Hemos acordado tratar de llevar este duelo en la intimidad, por eso estamos velando a mi padre en casa, en lugar de hacerlo en un lugar público”, dijo a la prensa. “No tengo otra cosa que decir que el Perú ha perdido a uno de sus mejores hombres y nosotros a un ser infinitamente querido a quien amos a echar de menos”, afirmó. (Con información de EFE)