La instalación de rejas en Mesa Redonda, presentada como una medida para ordenar y garantizar la seguridad en esta concurrida zona comercial, ha generado más caos que soluciones. A pocos días de la campaña navideña, comerciantes y clientes enfrentan una serie de dificultades: desinformación, accesos limitados y falta de planificación. Las rejas, ubicadas en puntos estratégicos, han despertado la preocupación de los transeúntes, quienes cuestionan qué tan seguras serían en caso de emergencias como un incendio.
Comerciantes y estibadores han expresado su malestar. Denuncian que la medida se implementó de manera improvisada, sin información previa ni señalización adecuada. "De un día para otro vinieron y plantaron todo, no informaron nada", señaló un comerciante. Además, los estibadores enfrentan confusión constante debido a la falta de indicaciones claras sobre los puntos de ingreso para trasladar mercadería, lo que agrava la congestión en las áreas peatonales.
La fiscalización, en teoría, debería garantizar el orden. Sin embargo, las imágenes de agentes municipales utilizando carteles improvisados de cartón y plumón reflejan una gestión desorganizada. Más preocupante aún, se registró un incidente en el que una fiscalizadora agredió físicamente a un hombre que intentaba ingresar con mercadería, evidenciando tensiones crecientes entre las autoridades y los comerciantes.
NO HAY PRONUNCIAMIENTO
A pesar de los reiterados intentos por obtener respuestas de la Municipalidad de Lima, no se ha emitido un pronunciamiento oficial sobre estas fallas. Mientras tanto, el panorama en Mesa Redonda pone en tela de juicio la promesa del alcalde Rafael López Aliaga de convertir a Lima en una “potencia mundial”. Lo que debía ser una estrategia de orden ha terminado sembrando caos, preocupación y descontento entre quienes dependen de este centro comercial para sus actividades diarias.