La incertidumbre política ha provocado que muchas empresas estén adelantando el cobro de sus facturas para obtener liquidez y asegurar sus capitales.
Y lo realizan a través del “factoring” un procedimiento en el cual una entidad bancaria o financiera compra las cuentas por cobrar de una compañía asumiendo el riesgo que podría significar la cobranza, ganando un porcentaje como comisión.
La CONFIEP impulsó una iniciativa voluntaria para garantizar los pagos en un máximo de 30 días a pequeñas y medianas empresas, con el propósito que se puedan mantener en el sector formal y el empleo.
La demanda de este tipo de sistema financiero aumentó en un 58% respecto a la misma fecha del año anterior, según datos de la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP's.
FACTORING
Las empresas pueden tardar desde 30 hasta 120 días en cobrar sus facturas. A través del "factoring" el plazo se reduce a 14 días.
No sólo las grandes compañías pretenden asegurar su liquidez a través de esta fórmula financiera, pequeñas y medianas empresas también. Así aseguran el regreso lo antes posible su capital de trabajo cumpliendo con proveedores y empleados.
La estabilidad política, la fuga de capitales extranjeros y el alza del dólar ha provocado que el costo de la negociación de la facturas aumente de un 10% anual llegando en algunos caso a superar el 30%.