El Mercado Central se ha vuelto en uno de los lugares más visitado en estas fiestas. Cada minuto cientos de personas llegan a este mercado, sin importar su capacidad ni el implacable sol y menos las medidas de seguridad.
En esta época del año la afluencia del público aumenta considerablemente, por lo que también aumenta la informalidad y la omisión de las normas, lo que convierte este lugar en una verdadera bomba de tiempo.
Los estibadores y ambulantes bloquean el tránsito y circulan sin control ni orden, más aún sin tener en cuenta la línea amarilla que indica el carril exclusivo para estibadores, poniendo en peligro la integridad de los transeúntes.