Un bus que estaba por partir a Chiclayo se incendió con pasajeros en su interior. Mientras algunos activaban los extintores, otros grababan con sus celulares. El fuego, que se inició en la parte posterior del vehículo, se extendió rápidamente hasta que la situación se volvió incontrolable.
La trágica suma de 17 muertos y 14 heridos quedó como saldo, los daños al interior del ómnibus de la empresa Sajy Bus, muestran la magnitud del terrible suceso. Sin embargo, el testimonio de los sobrevivientes refuerza la posibilidad que no se haya tratado de un hecho fortuito.
“Baje al baño pero no al del carro sino afuera. He regresado y veo a un hombre que echaba de adentro al carro (…) ese ha estado echando gasolina, no se entiende otra forma por qué olía a gasolina en el carro”, manifestó una de las sobrevivientes a esta tragedia.
La hipótesis de un incendio provocado aún se maneja como una posibilidad, según la experiencia del jefe territorial de Lima y Callao, el bombero Mario Casaretto, la rapidez del incendio llama la atención.
Mientras el presidente de la Asociación de transportistas de buses interprovinciales, lejos de aceptar que operaban en una cochera que hacía de terminal informal, responsabilizó al municipio distrital por no otorgarles la licencia de funcionamiento.
Lo cierto es que el ambiente contaba con extintores adecuados para atender la magnitud del incendio. El dueño de la empresa Sajy Bus es Yoshio Shimabukuro, el mismo que sería el dueño de un centro recreacional llamado California, donde el 2013 se halló una persona muerta en una piscina al interior de sus instalaciones.