El ministro del interior, Carlos Basombrío, dio a conocer que las instalaciones de la base de la Fuerza Aérea del Perú (FAP) Punta Lobos, ubicada en Pucusana eran usadas como centro de entrenamiento de sicarios que cometieron conocidos crímenes en el país.
Según Carlos Basombrío, el técnico de tercera de la FAP Alberto Marcelino Ascarruz, detenido en el megaoperativo en el que se desarticuló a una banda de traficantes de armas, estaba a cargo de facilitar el ingreso a de los asesinos al lugar.
La organización criminal tenía tres estructuras: en la primera se hallaban los proveedores de logística y movilidad con la que realizaban los asesinatos las bandas del Callao. Aquí estaría involucrado Gino Pizano Fernández; en la segunda se encuentra al ex armero de la FAP Roberto Subauste y al técnico de tercera Alberto Ascarruz, acusados de ser proveedores de armas.
Por último, en el tercer nivel estaban los sicarios entrenados en las bases de la Fuerza Aérea, cuya preparación tenía un costo de 2000 dólares. Aquí encajaría el empresario Nelson Espinoza, quien era propietario de un polígono en Breña.
