Pese a las fuertes medidas adoptadas en Brasil como la cancelación del Carnaval de Río de Janeiro, las fiestas clandestinas se han convertido en una amenaza en la lucha contra la COVID-19.
Uno de los más llamativos ocurrió en el restaurante - club Morro do Vidigal, donde prácticamente sus tres niveles lucían abarrotados de personas.
Según datos oficiales, el promedio nacional de muertes creció a más de 1,100 por día y esta crítica situación se suma que en Río de Janeiro debieron suspender la campaña de inmunización por falta de vacunas.