Decenas de franceses pugnaban por entrar a uno de los pocos trenes que circularon por el país. La segunda de 36 jornadas de huelgas programadas por trabajadores ferroviarios , que durarán 3 meses, ha afectado a millones de franceses por el caos que se generó en las estaciones.
A este paro se suman también los empleados del sector de limpieza y energía. Los protestantes se oponen a las reformas de Emmanuel Macron, entre ellas que la compañía ferroviaria estatal se abra a aceptar las reglas de competencia de la Unión Europea, pues temen que sea privatizada. También que el cambio de su estatus laboral, que les permite un trabajo para toda la vida, con una jubilación a los 50 años.
El gobierno afirma que la reforma es necesaria para modernizar el sector y abaratar los costos del servicio.