La noche del sábado 28, la catedral de Notre Dame en París se vistió de morado. Decenas de peruanos vestidos con hábitos impecables y con un gran fervor religioso rindieron homenaje al Señor de los Milagros en el interior de este sagrado lugar.
Hasta allí, llegaron algunas autoridades como el cónsul peruano Jorge Méndez, quien luego de asistir a la ceremonia litúrgica, continuó la celebración en la plaza de la catedral. La alegría fue tan grande que incluso uno de los sacerdotes se animó a bailar para acompañar al Cristo Moreno.
Definitivamente la fe de la comuna peruana se hizo sentir de tal modo que las calles de París parecieron convertirse en la propia avenida Tacna, espacio en el cada año, miles de fieles, realizan la tradicional procesión.