Los creyentes cristianos ortodoxos rusos se sumergieron en aguas heladas para conmemorar el bautismo de Jesús a manos de Juan el Bautista, un ritual denominado la Epifanía de Cristo.
Las bajas temperaturas de varios grados bajo cero, no impidieron a los creyentes zambullirse tres veces, como manda el ritual, en aguas heladas bendecidas por los popes.
Se cree que durante la epifanía el agua adquiere una propiedad sanadora especial y es capaz de purificar el alma.