En la última fase del proceso de impeachment, Dilma Rousseff insistió en la tesis del "golpe de Estado" en su contra y volvió a proponer un plebiscito como solución. Ella se defendió con todo ante el Senado brasileño.
Acompañada de su mentor Luis Ignacio Lula Da Silva, Rousseff respondió a todas las acusaciones en su contra. Dijo que, de ser destituida de su cargo, deben convocarse a nuevas elecciones.
Así se jugó su última carta ante los 81 senadores que entre el martes y el miércoles decidirán su futuro político. Mientras tanto, diversas movilizaciones en apoyo a Dilma Rousseff se registraron en Sao Paulo y Brasilia.