El ruido de las cacerolas volvió a apoderarse de las principales ciudades de Brasil. Esta vez, las muestras de rechazo apuntaron al presidente en funciones, Michel Temer, quien daba su primera entrevista televisiva tras su llegada al gobierno.
Partidarios oficialistas hicieron sentir su indignación ante el ex vicepresidente, a quien califican de ser un golpista al mando de un gabinete machista.
Ante esta polémica, Temer respondió con otra y aseguró que de quedarse en el poder nombraría a cuatro funcionarias, entre ellas a su esposa la modelo Marcela Temer.
De momento Temer arranca su gestión con un gran rechazo popular donde solo un 16% respalda al nuevo gobierno.